Y de un alarido al verte
destrozó todo el silencio,
destino dijo sentencio
yace por el suelo inerte.
La desgracia nunca advierte
¡padre! acógelo en tu brazo.
En asfalto y ningún trazo
con alcohol y la hüida;
partió el chico de la vida
y sin el último abrazo.
Publicado XI-I-MMXII
Mejorado XXII-II-MMXVIII