Cubierta por la escarcha de servidumbre apasionada,
mi sueño lúgubre me transporta de nuevo
a la casa que llamábamos nuestro hogar,
por los cuartos vestidos en triste abandono rondo
en el atmósforo enfriado por corrientes,filtrándose
por rendijas y ventanas destrozados, sus fragmentos
en el polvo del tiempo enterrados
Despreocupados eran los días de olvido juvenil,
cuando cada noche , para no despertar nuestros sueños,
de puntillas nuestra escalera visceral trepábamos,
para llegar a cumbres de éxtasis de donde flotábamos
sobre el arco-iris con nuestros alas de sensibilidad,
acompañados por un cuarteto de cuerda, tocando
oberturas de nuestras actuaciones improvisadas
Demasiado tarde dimos cuenta que la dicha
requiere más que unos besos, mucho más,
el don para apreciar, para entender, para escuchar,
pero este regalo para abrirlo nunca teníamos tiempo,
nuestras vidas demasiado ocupadas, cada uno para si mismo,
ni siquiera fijamos cuando el amor cerró la puerta,
dejándonos con el silencio y un remordimiento:
Si tan sólo hubiéramos.....
David Arthur ©® 2018