Te sobra gusto para ser galante
en este saco de anzuelos alfabéticos,
donde todas las letras toman parte
como ejércitos de múltiples grafías.
Eres la séptima y la quinta dama
en el orden que nos da el abecedario,
y bien sabemos el sentido hermético
de tales sitios en las simbologías.
No se gana la guerra sin tu venia,
ni escapamos tan fácil de tus garras
en la palestra del crimen y del robo.
Observamos los oscuros gabinetes
de ministros obtusos y cretinos,
en gobiernos y banqueros poderosos
con su panza redonda y bien pagada.
Eres falaz como la hipocresía,
el dolo, la trampa, la mentira.
Y no menciono las falsificaciones,
que siempre tienden a ganar adeptos
en los amantes de las genealogías,
por el respeto que me da el silencio.
Los gnomos, cuando esconden su riqueza,
se acogen junto a ti, y en sus guaridas
evitan sucumbir frente a los hombres,
mientras gritan exultantes: ¡Muchas gracias!