Con esa mirada tuya, todas las mañanas fueron primaveras,
con esa sonrisa tuya, todos los días fueron de alegría,
con esos labios tuyos, todos los besos fueron a muerte…
y es que a muerte fue nuestro amor, a vida o muerte
nos jugamos cada caricia que en nuestra piel ardía,
a vida o muerte nos entregamos, perdiéndonos
en un abismo profundo que; tal vez fue amor,
tal vez fue pecado, tal vez fue solo un sueño,
pero entregamos nuestra propia vida,
a cada segundo que al ocaso sobrevivimos,
a cada crepúsculo que iba marchitando esto
que entre tú y yo vivió y murió,
y como sacrificio viviente incendiamos todo a nuestro alrededor,
no dejamos nada al olvido, no guardamos nada al recuerdo,
no quedó nada al lamento, ni al arrepentimiento,
Y es que a muerte fue nuestro amor, ¡a vida o muerte!
nos jugamos todo; ¡hasta el alma! y en ese juego de suerte
consumimos cada uno hasta el Ser,
ya no quedó nada para después,
ya no hay ni habrá un nosotros…
porque a vida o muerte fue nuestro amor.
SALO.