El
ave
vuela
según
planea
liberada
de cadenas
de los barrotes
de los conceptos
y de los hombres
que ataron sus alas
a la jaula y a la celda
en aquel oscuro espacio
sin ventanas y sin puertas;
Y ahora, por tus manos,
orfebre de esta tierra,
el ave por los cielos
cruza este planeta
dorada, metálica,
por vez primera
entre las luces
de estrellas,
de lunas
y soles
lejos
allá
en
donde
pierde
sus plumas
porque aletea
alegre en las alturas,
entre nubes y cielos claros;
por el aire resbalan, y caen
en las palmas de tus manos
mecidas por el soplo de aire
en el que van revoloteando.