El amor que arde en mi piel sofoca el hielo,
Para rendirse ante tu sonrisa,
No recuerdo el brillo de tus ojos,
sin duda el tiempo me está robando detalles… y resulta doloroso.
No te he extrañado por un tiempo, el mismo, en el que al parecer estuve entumecida
¿pueden unos labios quemar después de años?
¿O soy solo yo y mi intensidad reverberando?
El escalofrío por mi espalda abraza hoy mis brazos… llamándote,
Quisiera mentirme como siempre, buenos argumentos con medias verdades,
Pero estoy temblando y hay más de treinta grados allí afuera,
El frío que me consume… es la evidencia, no es que estemos en invierno,
Es la falta de tu cuerpo.
Te siento bajo mi piel de golpe, palpitando y mostrándome que no vencí,
Pareciera que lo que llame olvido, fue solo una tregua que me concedió el destino.
Me reconocí hace poco a mi misma, la posibilidad de que me hubiese enamorado,
Creí que el auto-reconocimiento traería un suspiro de alivio,
Sin embargo, te trajo consigo, de golpe todo en mi te está añorando.
No estaba preparada… reconocer la posibilidad de un sentimiento,
Es muy distinto de manejar mi cuerpo, mi cuerpo y sus reacciones,
Mi piel erizada, mi mente un revoltijo, mis labios secos y mi frío,
El calor focalizado en mi entrepierna y este estremecimiento,
Odio admitirlo, reclaman tu nombre
Peor aún… tu presencia.