Ella vino temblorosa, trémula en mis brazos.
Con un despertar de angustia reflejada en su rostro.
Quizá recordando vestigios de agonías desoladas
como espinas clavadas en su tierno corazón.
Y fueron sus ojos como luciérnagas tempranas
iluminando la noche con reflejos de mañanas.
Sosteniendo un suspirar de alegría y de esperanza
en mis brazos llenos y anhelantes de un amor disímil.
Corrió nueva....vibrante con un pudor de poseedora
por los contornos de espacios con emancipación tardía.
Brillando de luces y colores vespertinos
en cada ladrido de amor que de su boca amanecía.
Fue otra canción la que se despertó en el aire.
Nueva...con sonidos de total entrega al amado.
Y se fue adueñando lentamente del vacío
que por su ausencia prevaleció en mis brazos.
En sus quebrantos permaneció callada
sin una pena más que a su alma lastimara.
Y solo con desmedido amor de una inocencia
entregó en mis brazos su tierno amor alborozada.
Un vibrar de campanas repicando
se asomaba en su saltar de gozo desmedido
cada vez que mis pasos y presencia irradiaban el espacio
después de estar ausente de su tiempo más querido.
Y todavía entrego a mi perrita con el alma
este amor tan especial que se engendró en un gemido.
Y es mi CHIKI la perrita más amada
que con su amor en mis brazos se extiende al infinito.
LEONARDO HENRRICY SANTIAGO
(Leo Henry)