Morfología de un adiós
Entre tú y yo hay un abismo que nos muerde… dos piedras que nos miran
Un silencio que a veces asfixia, una tarde que no muere
Cigarrillos encendidos con veneno para calmar la sed del alma
Un sueño que no termina
Un grito que huele a formol
Entre tu yo tatuajes y cicatrices que guardo en el remanso de mi diario, el alarido de la tarde rugiendo en mi pecho, la angustia de mi madre viendo mis alas crecer, tu acudes a mis orillas
Y fecundo tu vientre con escorpiones para otros caminos
Entre tú y yo los recuerdos son ácidos y dulces, eso lo saben las piedras que ahora nos miran
Y los besos que palpitan y fatigan otros labios. Yo te enseñe dirás…
Entre tú y yo las otras miradas que nos señalan, el murmullo entre sombras
La lluvia mojando tu arrepentimiento y los libros que te regale que nunca leíste pero que fueron cobijas y hoguera para otras noches, así conociste la poesía de la calle. Al fin viviste un instante
Entre tú y yo el insomnio golpeándome con sus alas tristes
Las sirenas de los gendarmes espantándonos la risa,
Otra vez los mismos muros, murciélagos ateridos a mi piel
Medicamentos…
grietas y voces, medicamentos
luces grises
Mariposas incendiadas volando en la oscuridad
Te miro…
Busco la ataraxia de tus manos y cierro otra vez la puerta de mi ser
Por lo pronto te digo adiós abismo de mis alucinaciones
Esta piedra en otro abismo ahora es libre…