flor cosarys

Alegre con triste

 

 

La  hermosura de mi tierra es grande  como ninguna,

tan grande como el amor  de las madres  por  sus  crías.

 

Mi tierra será por siempre  golondrinas en el mar

con alas para volar,  al son  que baila el sol

con palabras melodiosas,

susurrando  dulcemente, canciones de paz y amor.

 

Mi tierra sigue  dando, amaneceres y anocheceres,

con  sabores y colores de  mandarina  jocosa.

 

En mi tierra   se  escucha un eco  de gritos alegres,

que nos invita a seguir   como  hermanos y amigos.

 

Tierra de gozos,  tierra de fiestas

tierra de ventanas y puertas abiertas,  

a los sueños  grandes y pequeños.

 

Pero de pronto la tristeza  asomada está

en el balcón  de la terquedad,

hierro duro,  noche  oscura.

 

La tormenta camina,  sopla los cuerpos, 

dibujando venas rojas, como grafitis  en paredes.

 

Los  atardeceres   de mi  tierra  liberal,

sufren  y lloran  su  dolor,

lastimaron  su esencia, en la oscuridad  repentina.

 

Calles, caminos y veredas  nublados,

por tanta miseria  humana.

 

Buscando  brillar con  su  oro,

diamantes y esmeraldas.

 

Colocando piedras,  como plumas que  vuelan,  

cerrando  ventanas y puertas.

 

Concurrencia de sombras  cabalgan, 

con  el sol de la noche  y la  luna del día.

 

¿No la quieres?    

      -no me opongo-           

- pero   ¡basta ya!-

 

Deja que los  manantiales adormezcan la sed de su  gente,

deja que vuelen las aves en el verde/azul  de los  cielos,

deja que las flores  expandan  sus suaves   fragancias,

deja que el ganado  engorde con  sus ramas cremosas,

deja que los niños jueguen libremente,  

con el papagayo y el viento,

deja que las ilusiones  sueñen,

con  el  misterio del hombre en la tierra,

deja que  el pueblo   camine, 

disfrutando  a   Dios  en  el  cielo.