Una rosa no sé compara contigo,
Con ese rubor de tus mejillas,
Esos labios que no hacen otra cosa
Que invitarme a pecar,
A probar de tus sueños, de tus risas
De tus llantos, de ti.
Mujer de dulce mirar, de sonrisa imperfecta
Muero de ti, por ti, por tu belleza
Hablo tanto de ti, que las rosas se han encelado
Menciono tanto tu nombre, que hasta las estrellas se enamoraron
Mujer, una rosa no sería suficiente
Ni la luna, las estrellas, ni nada existente
Apiádate de mí, oh mujer de hermoso mirar
que ni las estrellas te han de imitar
mujer, una rosa no se compara contigo
con tu sonrisa, con tu forma de ser
con ese elocuente pensamiento risible
que me quita los miedos y me agranda la fé
mujer, tu eres mi rosa en invierno
mis días de sol después de tanta tristeza
tu nombre ya se ha vuelto mi canto
y tu mujer, mi hermoso pecado.