Por una flor no entregada,
Del jardín de mi Edén,
En la mano de una Musa
Cuya imagen no logre ver.
Ni aún mi mano la ha tocado
y de su piel no sé el contacto
Pues le conocí solo en la voz
En charla corta que extraño.
Y no alcance a cortar el Clavel
Pues la cita se había hecho
Y surgió un improvisto cruel,
Me canceló aquel encuentro.
Y sin a cortar aquel Clavel,
Seguirá en mi jardín esperando
En el jardín de mis ojos de hiel
Que lloraron por Mujer y desdén.
Y en el jardín de mi pecho,
Se siente aún la fragancia
De una ilusión que se quedó
Esperando con suma elegancia.
Como será la faz de la Musa,
Bueno ya algún día le he de ver,
No sé si en un café si ella gusta
O en un Domingo en el parque.
Quizá el Clavel siga en la espera,
De esta mano que le arranque
De su planta y de su tierra
Y lucir en el pelo de linda Azucena.
Y si un día de mi jardín sin salir,
Se opacan sus pétalos y marchitan,
Habrá nuevos botones por venir
Para algún día a la Mujer entregar.
Y sepa que son Claveles Rojos,
pués más de uno le he de ofrecer
Espero acepte y sin enojos
Sepa que son del jardín de mí ser.