rosal alquímico de espadas como espinas
que ni parpadea al sentir la llama de la consciencia
reliquia de tu mirada interna
que eleva escombros de luz sin asimilar
libres de interpretación
prostituta de ojos de avispa que tan pronto
me siega la desnudez de tu olor primario
como angula los silencios del verso
para revertir el destino en un pulso dilatado y vibratorio
a la rosa de hierro y sin oxígeno de mi mirada fiel
que espera a la medianoche para medrar entre salivas metálicas
a la rosa centenaria meticulosa y laberíntica
esclarecida del mediodía silbante por su luminosidad
pellizco del agua de ceremoniosa acústica
como huestes que atraviesan el lago celestial
al este del edén
donde veteranos arcángeles desfallecen
entre alambradas de sombras