Joseponce1978

Buitres

En la habitación de un hospital

un anciano yace desahuciado.

Los doctores han diagnosticado

el inminente golpe letal.

Sobre el moribundo ya planea

la bandada de aves carroñeras.

En suma, tres hijos y dos nueras

que con ojos secos lloriquean.

¡Pobre hombre, que bueno era mi suegro!

Se queja una nuera entre lamentos,

un último giro al testamento

dejaría un duelo menos negro.

¡Padre, yo era tu hijo predilecto!

Exclama el que lo llevó al asilo

entre lágrimas de cocodrilo.

Cinco buitres, a cual más abyecto.

Todavía consciente en el lecho

de muerte, el anciano, compungido,

se pregunta si habrá merecido

la pena sacrificar su pecho

en pro de semejantes alimañas.

La tristeza acelera el proceso

mientras los buitres, con gesto avieso,

van disputándose las entrañas.

Se aproxima el último estertor

y poseídos por el demonio

despedazan todo el patrimonio.

Dejan los huesos y el corazón.