La muerte es vida
Perdido tengo el corazón aciago
en ascuas yace en el quemante fuego,
se agita el alma cuando al mundo entrego
en un sepulcro mi mortuorio fago.
Levanto enhiesto mi cadáver vago
en una tumba que en los muertos lego,
escrito en lápida de mármol ruego
me dejen, haga entre la sombra estrago.
Mi cuerpo inerte ante el gusano deja
su masa plena que proteica ablanda
en poco tiempo la hediondez aleja.
Así la carne con su parte blanda
mantiene viva lo que allí refleja:
la muerte es vida si se torna en vianda.
Ariello
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Sáfico largo pleno 2 -4 -8- 10