Me faltan palabras, ¡Oh¡ mi Cristo amado
para agradecerte lo que hiciste por mí,
derramaste tu sangre rojo carmesí
en la cruz donde fuiste clavado
por salvar a todos y también a mí.
Te adoro y te alabo con toda las fuerzas de mi corazón
porque tu eres mi Cristo y mi eterno Salvador
suplicante te pido que escuches mi canto
y también mi adoración.
Al oír este poema me duele el alma
y también el corazón, pensando que muy pronto
pueda partir este tú fiel adorador,
solo quedaran recuerdos y súplicas que hice a mi Cristo Salvador.
JAROSIT