William Irving Howard Lopez

Palabra sin alma.

 

 

El alma de la palabra es la verdad

en ella libremente aprisionada,

y cuando  esta se ausenta

la palabra se asemeja a una flor

peregrina al viento

que ha perdido su fisonomía

junto con sus colores y fragancias.

Es como un río sin agua,

sin cuna y sin caudal,

que no viene

ni va a ninguna parte.

Es despojo que divaga

entre las fauces del carroñero.

Es  piedra que ha perdido

la credibilidad del beso.

Es un no ser,  ciertamente inexistente.