¡Para encontrar un amigo,
no existe tiempo ni lugar!
Muchas son las estrellas fugaces,
que pasan por nuestra vida,
se pierden en el firmamento,
su brillo, solo es de momento;
es una gris estela que se esfuma
y se pierde a lo largo del tiempo.
Aparecen almas zalameras,
que mienten con astucia,
y a la blanca ingenuidad, engañan.
Cuando se rompe el hechizo,
y se evidencian sus patrañas,
se les cae su pobre careta,
pero sin duda, la amistad dañan.
Con el correr de los años,
disminuyen los conocidos,
aparecen los verdaderos amigos,
no existe tiempo ni lugar preciso,
se convierten en hermanos queridos.
Los amigos son almas nobles,
siempre se miran a los ojos,
no tienen egoísmo ni envidia,
se alegran de todos los logros,
ellos no conocen la desidia
y mucho menos la traición.
Un amigo verdadero,
es un pulido diamante,
de sinceridad garante,
de la verdad escudero.
Siempre su apoyo es primero,
sí, requerimos su mano,
nunca su consejo es vano;
el sabio destino vierte,
a un ángel que se convierte,
en un auténtico hermano.