Hace tiempo leía mi viejo diario,
caí en la cuenta que eran puras tonterías,
verifiqué las fechas con el calendario
y pensé que si lo leías te aburrirías.
Por eso, de pronto y sin pensarlo,
me di a la tarea de ir rasgando sus páginas,
fue un acto imprudente, lo hice sin meditarlo,
y cuando terminé, me invadieron las lágrimas.
Y cuando reaccioné, aquel tesoro mío
yacía injustamente en el cesto de basura,
en el fondo de mi alma sentí un inmenso frío
y con nada calmaba esa inmensa tortura.
Irreflexiblemente pensé que al destruirlo
terminaría con él y con cualquier recuerdo,
como cada pasaje yo tuve qué vivirlo,
aunque quiera olvidar, con más fuerza me acuerdo.
Por eso, aunque traté de desterrarte,
tu imagen sigue anclada en mi mente,
aunque traté injustamente de enterrarte,
todo esfuerzo fue vano, todo fue inútilmente.
25/02/2018