Te vi de tal manera, difícil explicarse,
sentí tan dentro mío la brisa del amor,
oí que los canarios, con trino arrullador,
cantaban tu belleza, tan digna de adorarse
Miré tu faz tan dulce, nunca podrá olvidarse,
si tiene la belleza de mágico esplendor,
si son tus rojos labios, de pétalos de flor,
nacida tan divina, tan solo para amarse.
Brotaron en mis venas las olas celestiales
que llevan sus espumas con savia de pasión,
sentía la cadencia de músicas sensuales
que suenan tan divinas en medio corazón,
ahora cada día, tus dones sin iguales,
me tienen a tus plantas con santa devoción.
Autor: Aníbal Rodríguez.