lucecitta

Esa misteriosa amiga empotada.

Hoy vamos a hablar de esos seres mitológicos a los cuales todas las mujeres (no importa la edad y sin razón aparente) adoramos… las cremas.

Lo cierto es que poco conocemos sobre las cremas… y menos sobre lo que realmente contienen, pero todas alguna vez las usamos o hemos oído hablar de ellas a nuestras abuelas, madres, vecinas, amigas…

Sólo basta que su componente principal sea una especie rara de flor que vivió misteriosamente una semana en el paleozoico, placenta de unicornio calvo, tierra sintetizada con aditivos y colorantes naturales traída directamente de tierra santa, o baba de algún molusco terrestre desagradable (pero milagroso), para que como locas creamos en sus vanas promesas de mejorar ciertos aspecto del cuerpo… ¡tontas nosotras por comprar esas mentiras!... y lo peor de todo es: ¡¡¡esta a mitad de precio!!! ( créannos eso nunca funciona ).

Las cremas… y en la cantidad y variedad que vengan… prometen mucho, y quizá sean pocas las que cumplan con su palabra… mmm… (¿ no les suena conocido?) a nosotras nos recuerdan a los hombres…

Prometen, y nos envuelven con su encantadora propuesta de beneficios a corto y largo plazo, con la magia del momento, con ese amor a primera vista en la góndola del supermercado… Entonces compramos sus mentiras, y una vez que embelezadas caímos en sus redes sufrimos al darnos cuenta de que estamos siendo estafadas, no queda otra que usarla, y siempre dejan marcas…

Decir que, a comparación con los hombres, las cremas tienen e

l beneficio “extra” de que se pueden tirar a la basura si no satisficieron nuestras necesidades y si el envase también es de poca calidad… pero en el caso contrario, y al maravillarnos por el diseño del curioso frasquito y de su color, les podemos pasar el dedo hasta aprovecharla al máximo y dejar el envase para guardar cualquier cosilla… ( Porque… nunca sabes cuando vas a necesitar de un goterito, una tapa a rosca rosa, un frasquito transparente, medio pomo de tintura, etc!)

En fin, las cremas es un gran tema en el universo femenino…

En toda cartera de la dama, en el baño, detrás de cualquier puertita, en un habitación, dentro de una caja, inclusive en una heladera, toda mujer alguna vez ha resguardado a una crema, dándole asilo político y protegiéndola de la mente incomprensiva de un hombre… porque te la llega a encontrar y.. ja!!!! Eso no sirve para nada!!! Y tu maravilloso frasquito blanco de crema milagrosa va a parar sin escalas a una bolsa de supermercado!

La pregunta siguiente, entre incertidumbre y bronca por la previsible respuesta es: “¿viste mi cremita? Esaaa… que teniaaa.. esa tapitaaa… esteee.. ¡vos sabes cual te digo…!”

Luego de nuestra explicación detallada sobre las características psicofísicas de nuestra perdida amiga, la contestación más probable es: “¿ese menjunje que tenia olor a pata?... pense que estaba vencido y lo tire…”

“Noooooooooooo horror!!! Mi crema con aceites esenciales de queso tailandés fabricada en Singapur!! “

Y sin ganas de explicar porqué el queso tailandés fue fabricado en Singapur, (que es lo único relevante para el hombre en esta conversación) corremos a la basura para rescatar el envase.. y tristemente comprobamos que… lo tiró abierto.

Es triste, pero esta es sólo una de las tantas historias que protagonizan nuestras cremas.


Los cambios a veces se hacen notar, la piel reluce, los granitos desaparecen, las piernas de pronto aparecen mas turgentes… obra de las cremas?? No! Nuestra teoría es la siguiente… creemos en el gran poder de la mente y del convencimiento… y además luego de haber comentado a quien te cruzaras por la calle que estabas bajo tratamiento con cremas… lo mínimo…¡lo mínimo! es que algún cambio tenés que tener… o por lo menos una actitud de superación total... estoy bárbara estas cremas son una maravilla!! Mira como tengo la piel!!!... ( si… pero…¿ vos no querías reducir las piernas? ) no!!! Esto es lo que quería... y nuestra mente abierta a la superación produce el milagro de hacernos sentir bien a pesar de todo… porque nunca vamos a dejarnos vencer por un potecito made in Taiwán!

Arriba chicas!!! La actitud por el cielo!! Aprendamos a cuidarnos y querernos, aceptarnos tal cual somos y no dejarnos estafar por promesas falsas… y en cuanto a las cremas… lo cierto es que no nos debemos obsesionar, y siempre consultar con un profesional de la salud y la estética…

Pero ya me tengo que ir… es hora de hacerme un bañito de crema, poner un poco de antiarrugas aquí, una rejuvenecedora allá, otra de centella asiática por si las dudas… una de caléndula (que no se muy bien para que sirve pero me gusto el nombre), ah! También la proteinas de unicornio, y...