Sombra de lo que fui,
lejos quedo la inocencia,
recuerdos de aquellas calles,
con luces tremulas.
Aunque despacio,y sola
se van abriendo las puertas,
de mi memoria.
Aun veo aquel jardin
que una vez entre,
pero no encontre la puerta ,
para salir.
Era mi primer amor,
con la mirada fija,
y las manos quietas,
siempre dormidas.
Como por encantamiento,
en mi soledad,
a las niñas fatales
yo quise amar.
Y una dulce noche
que bese unos labios,
aquellas torres oscuras
se iluminaron.
No era la niña,
ni mi amor soñado,
pero senti su cuerpo,
junto ami “apretado”
Silencio,
uno y mil silencio,
escuche susurros,
y un temblor de pechos.
Unas manos torpes,
un temblor de dedos
al apartar su ropa
al tocar su cuerpo.
Excitación , placer,
ruidos , miedos,
cuanto querer dar,
en los años primeros.