Dicen que me anda buscando,
si me encuentra estoy perdido,
cuentan que no hay ser humano
que se le haya resistido.
Dicen que a nadie respeta,
que no le importan los rangos,
los honores, las riquezas,
los títulos ni los cargos.
Cuando llegue ese momento
en que al fin se me presente,
y que, a pecho descubierto,
tenga yo que hacerle frente,
quiero que me halle dispuesto,
pronto el espíritu, fuerte,
para ese postrero encuentro,
que será una lucha a muerte.
Quizá me esté equivocando,
pensando en un enemigo,
dicen que me anda buscando
para llevarme consigo.
No me tengo por cobarde,
pero tampoco por necio:
mala es la prisa, que tarde,
que a la vida tengo aprecio.
© Xabier Abando 27/02/2018