Su ojos lánguidos miraban la lejanía
y recordaba aquel ayer,
contemplando la hermosura del paisaje
que se asomaba en el alba.
Recordaba el ayer de su pelo negro
y de su piel sin grietas,
de su timidez de niño
Y de su juventud de atleta.
Levantó los ojos y miró a lo lejos
el recuerdo de los años ya vividos
y recordó aquel día en que le dijo
«parado aquí te recordaré algún día»