En esta ciudad de piedra las imágenes
Suceden a la velocidad del rayo no hay tiempo
Para mirarse en los actos repitiéndose las consecuencias
Alejadas de estas pero no el velo de quién va actuando
No hay espacio es cierto para medirse las manos
Y en el tribunal del día entregar en juicio a lo cierto
De lo falso cara a cara como el amanecer en tu espejo
Divagamos entre lo sabido y lo incierto convivir en lo dado
Religiosamente nos lavamos los dientes de pecado el rostro desierto
En este pasar por el sueño húmedo a lo real seco improductivo
Y las fibras peinamos oímos el batir de la corriente
De una consciencia agitando en duelo la onda o la percepción
De la onda en el río de cabellos y tras ello
La sensación incomprobable de un pensar
Dispuesto al pensamiento, pero no nos miramos
Aunque creemos hacerlo así también la ciudad al cielo
Entregándonos al juego aleatorio de la redención imposible
Las avenidas cortan por lo sano intersectando el suelo
De dos en dos a cuatro en cuatro como cruces y maderos
Nosotros los clavos cargamos el peso del cielo
Y azul terreno promete amortigarnos en la caída
Que es eterna y no momentánea en este segundo que dura
La vida pero no la caída sino el temblor y sueño o todo
Lo contrario, Santiago mi espejo aproximado
A la identidad inexistente a la meta de la que hemos sido
En el camino revocados eso es todo
Quedamos suspendidos en este momento
En este siempre estarás bajo la calma o el lamento
Por una vía u otra en tu corazón un ritmo anticipatorio
Es secreto ardiendo bajo las voces celadoras de la fuente
Se deja oír la poesía tras el ruido y te convoca
A lanzarte a las calles y no dormir sino hasta haber de ti
Encontrado una fractura en la prisión de lo limitado y ser afuera existir