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¡Es el llanto!,
¡es el ruido!,
¡es el desencanto!,
cuando arde el silencio,
cuando se eleva mi alma,
con un tiempo sabio,
que hoy desata mi fantasía,
cuando se abre el deseo,
¡cuando te pierdo!,
¡cuando te pierdo!,
fingiendo el calor o el frío,
o desnudas mi ansiedad,
o es el estrés que da infelicidad,
cuando jactar el corazón,
se levanta hacia una existencia,
hacia una ausencia,
cuando tragas en la garganta,
¡un grito!,
¡un tormento!,
¡un hálito!,
tan real como el viento,
como que el destino es fugaz,
como una estrella en el cielo,
y tan gélido como el hielo,
¡cuando te pierdo!,
¡cuando te pierdo!,
así, es que renace un amor,
tan verdadero como el dolor,
queda con el cinismo,
con la hipocresía,
de un abismo sin alegría…
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