Pareciese que nuestras mentes se hablan;
O como si hubiesen desarrollado,
A través de la dicha de recordar,
El querernos.
Nuestros latidos se sincronizarón,
Aquella vez,
Cuando coincidimos nuestro mirar.
Que los mares, cielos y vidas,
Que nos antecedieron a este punto,
Fueron el preludio,
De una historia continua.
Y que escribirte en clases,
Sonaría a un hecho adrenérgico,
Que implica surfear riesgos,
¡Y he ahí!
Otra forma en la que puedo querer.