Norberto Osvaldo Algarin

Eco y Syrinx

ECO Y SYRINX

A la selva fría y muda
donde se halla eternidad,
fui yo en busca de las notas
de la zampoña de Pan.

Y en la boca tempranera
de una ninfa singular
adoré la vibración
de una música orquestal.

Eco: ninfa de las cumbres:
soy poeta, ¡soy tenaz!:
dí quién tiene los arcanos
del canto del egipán.
-¡Pan...!

A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.

Syrinx, ilustre y fecunda:
yo sé bien que do tu hogar,
como un ídolo impertérrito,
aquilón gusta cantar.

Dí las notas, dí el arpegio
de ese arcano musical;
que bien sabes que a la postre
quiero hacerme yo inmortal,

como Nervo, cual Jiménez
o el filósofo Renán.
Sé benévola, oh Syrinx,
divino cañaveral.

A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.

Con risas todas las rosas
y el mar de cantarlo han;
y las ondas de la fuente
con sus voces de cristal.

Y a la sufriente princesa
el majo y rubio galán.

Eco: resuene en la gruta
del afelpado animal.
Syrinx: que Eolo le exija
son a tus cañas de paz.

-¡Sea!
-¡Ea...!

A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.

Quiero hacer versos no oídos
por los mortales jamás;
versos raros... Y de ellos
erigir mi Arco triunfal.

Syrinx: dame tus sonidos
y tus arpegios. -¡Tomad!
Y Eco: que éstos resuenen
de los tiempos más allá.
-¡Ya...!

D. R.