En sus tibias canas, el tiempo,
que se calibra por recuerdos.
Nada que dar, todo para ofrecer
a cada despertar absurdo, burlón,
de su historia sin consuelo .
En sus arrugas, templadas, la edad
dibujando paisajes ajenos, creando
ocasos lacerantes en inmensos desiertos.
… y nacen suavizadas sonrisas
para el, que es el sujeto real
que cruzo el mar de sus sueños.
Hoy es ,sólo, trece, ventana,
su nombre rosa en el olvido.
Esta noche la existencia es cruel,
trae la tempestad del callado abismo.
A.Ceada