Todos los días el hombre camina
en la cuerda floja de la vida.
Todos los días está ante la vida y la muerte.
La muerte, esa loba hambrienta
que abre su boca para comernos.
A su lado crece,
la flor hermosa de la nueva vida emergente.
En la cuerda floja
toma las decisiones más importantes,
debe ser perito de lo arriesgado,
Nunca mirar para abajo, ni para atrás.
Le podría costar la vida.
El hombre,
juega con la vida y la muerte
diariamente
¡Y no se da cuenta!
Su vida pende de un hilo, de una cuerda,
y solo se dará cuenta cuando esté,
sin nada
y caído en el piso derrotado
¡Cómo mendigo, desnudo!
Estando arriba se creía un Dios,
abajo caído de sus cuerdas,
se ve tan pobre y desolado
¡Cómo un simple humano!
Tocando la tierra de su realidad.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados