Sólo busco tu presencia
cuando desafío al destino,
girando el panel indicador, barreneando.
Si tus besos son ausencia,
tus caricias vocablo que aspira
al diccionario oficial,
quédeme el Sol que alumbra
para hacer sombra con tu cuerpo.
Quise aspirar aroma de jara
manchándome con tus manos,
contar la arena de la playa
mientras te veía danzar con
las ninfas un vals tornasolado,
pisar con tus pies descalzos
el verde, la butaca, el aire.
Tendré
que subir al oráculo la bendición divina
de la vida laboral.
Hirundo, tú que atraviesas
con facilidad los mares,
aprovecha esta corriente de amor
y trínale posada en su hombro
este trasiego de morfemas,
ella puede que adorne la mejilla
con alguna perla fugaz,
pero oirá encantada el mensaje
y hasta alisará tus alas.