Morena del sabor,
tu piel es mi debilidad,
y tus ojos negros
mirándome sin recelo
me exponen al peligro,
me vuelvo vulnerable...
y quedo expuesto a tí
(lección que acabas de enseñarme).
Tus rizos entrelazados,
cuyo moño hacia arriba
me hace presenciar
el perfil exquisito de tu cuello
es un poema cuyos versos
no tienen final,
dejando siempre en lo que sigue
algo mejor que disfrutar.
Tu piel me dice de tu sabor,
al bailar tus caderas son mortales,
tu alegría desbordante
contagia y hace la fiesta.
Eres, el baile hecha persona,
tu nombre debió ser cumbia,
el sabor, está en tus venas,
tu sonrisa lo demuestra.
Morena del sabor.