Van cayendo mis años
como caen las hojas
de los calendarios.
Llegando a este punto
tengo que hacer inventario.
¿De que sirven los agravios?
¿De que las noches en vela
pensando en el adversario?
¿Para que sembré tempestades
si la cosecha fué esteril?
Gracias a Dios no perdí
la capacidad de amar,
de creer y de perdonar.
No se si esto
servirá para algo,
o sólo para llenar
este glosario.
Pero en mi corazón
otoñal aún luce
una brillante Primavera
con toda la capacidad
para volver a inventar.