Dos rosas me dieron, que maravilla
y yo las tuve juntas a mi lado
una de ellas de color rosado
y la otra, amigos, era amarilla,
ambas, como en altar de capilla
me dieron su bello resplandor
pero la amarilla fue apagando su color
y rápidamente sus pétalos morían…
Y la rosada, nada que sucumbía
mantuvo su belleza exuberante;
seguía de pie, orgullosa y radiante
por algo más de doce días.
La rosa amarilla perdió su trono
y cayó derrotada en breve tiempo
y sus pétalos sirvieron al momento
a la rosa rosada como abono….
La rosada se mantuvo, y no se como
a pesar de sufrir un clima adverso,
por eso les escribo estos versos
porque con ello quiero destacar,
que cuando una comenzó a marchitar
la otra mantuvo sus pétalos tersos.