Me acerco despacio a mi ventana
para ver a rosa que despierta con el alba
el sol le entrega sus primeros rayos de luz
abrasándola con calor y riendo dulcemente
agradeciendo a Dios por la vida y el amor.
Yo celoso me escondo tras la cortina
mientras mis ojos lloran por ella
me dejo caer de rodillas en el piso
en un charco de lagríma se ahogan mis penas.
Rosa, que dulce es tu nombre
que dulce tu sonrisa y esas manos
que ya quisiera tocar y dejar mi beso en ellas
para que me saludaras cada mañana
cuando amanece el día y sea yo quien
te pudiera abrazar y entregarte mi calor.
Rosa, escuchar tu voz
es como entrar en un bosque y
escuchar el cantar de los pajarillos
para que me recuerden tu nombre
y en cada flor y en cada rosa
para que no te olvide.