Voy a enredarme a tu cuerpo,
como se enreda la madreselva,
sobre la piedra del camino,
de este campo nuestro.
Romperé tu ropa,
como rompe el viento,
las espigas amarillas,
de este trigal nuestro.
Te arrancaré los besos,
como arranca el agua,
los redondos guijarros,
de este riachuelo nuestro.
Penetraré en tu cuerpo,
como penetra el rocío,
entre las amapolas rojas,
de esta huerta nuestra.
Y seremos los amantes,
de un campo de madreselvas,
las flechas que tumben los trigos,
el agua que aparte los guijarros,
seremos…
… el rocío que perfume las amapolas.
Dejaré enredarme,
por tus alas de mariposa,
dejaré desnudarme,
por tus dedos buhoneros,
dejaré que me arranques,
mis besos más ardientes,
dejaré que me penetres,
con tu mirada más lasciva.
Y seremos amantes,
lejos de nuestras alcobas,
sobre la tierra madre,
de un campo de trigales.
De vuelta a casa,
justito donde nos separamos,
plantaremos un abrazo de rosas,
y los penúltimos besos,
que éste,
será nuestro altar,
donde volver pronto.
a.rodríguez.