Santiago Miranda

Es que no puedes ir todo el día mordiéndote el labio

 

Viendo a la esposa de otro a la hija de otro a la madre
Y que va, si todo remite al semejante, últimamente
Pareciera ser, que todos ya vivimos esta vida
Y volvemos a enmendar los errores sin recordarlos
Repetir los azares y aprender lo mismo que fue
Aprendido aquel entonces para luego nacer en otro:
Tu enemigo, supongamos tenemos, nosotros
De bajo perfil no somos tan importantes o creemos
Serlo entonces, somos las amadas y ellas los amantes
Y pudiera decirse en esta perspectiva extraña
Vuelvo a recaer en el otro, en otro que fui o voy siendo
Y si pudiera ir no mordiendo el labio lo haría
Y si pudiera ser polvo estrellado y estallarme
Frente al congreso, escuela militar o parque Arauco
Lo haría, ¿Pero de qué serviría? ¿No lo sabría?
Pero me muerdo el labio al verlas cruzar y agradezco
Cuando el destino nos entrega a recorrer la misma vía
Compañera ella adelante y yo atrás, es que es para ver
Mejor dijo el lobo a la abuela mejor aullimos ambos
Heridos en cama heridos en el bus y en el puesto laboral
Y me muerdo el labio de verlas pasar quisiera
Morderlas, lamerlas, comerlas hacerlas desaparecer
En mí como un dictador cualquiera como un sacerdote tribal
Y mi labio sangra y el reguero señala;
Ambos ya no podemos más