En tu cuerpo mis besos se marcaron
pues mis labios sus formas recorrieron,
las estrellas sus luces encendieron
y tu imagen deífica alumbraron!
El jardín, de claveles florecido,
observaba tu mágica hermosura,
palpitante, tan lleno de frescura,
su perfume llegaba a nuestro nido!
Tu figura sensual, tan fresca y mórbida,
emanaba pasión desenfrenada,
yo sentía la fuerte llamarada
de lujuria voraz, y casi sórdida!
Fue tu entrega la furia de volcanes
cuando eruptan su lava incandescente,
y la tierra tembló con fuerza ardiente
al sentir de tus ansias sus afanes!
Cual paloma de cándido plumaje
que sucumbe por fiero torbellino,
tu caíste en mis garras de felino
y sacié mi deseo tan salvaje!
Te dormiste en mis brazos tan inerte
como duermen las vírgenes paganas,
y quedando cubierto por las sábanas
me dormí con la gloria de tenerte!
Autor: Aníbal Rodríguez: