La esfera preciosa, de plata vestida,
mis penas alumbra con luz argentada,
lejana se siente la gloria pasada,
que yo me sentía de dicha prendida!
Pregunto tan triste, con alma vencida:
¿Acaso tu puedes, mi luna adorada,
lograr que regrese la paz anhelada
trayendo conmigo su flama perdida?
Tu fuiste por siempre mi fiel compañera,
en todas mis cuitas, mi gran confidente,
te pido me digas, y seas sincera:
¿Podría de nuevo sentir en mi frente,
su beso tan tierno que es dulce quimera?
¡Que sueño anhelante de forma ferviente!