Francisco VV

Abejas

Somos núcleo, somos cepa;

somos las abejas:

esclavas del trabajo,

obreras por instinto.

Si alguna llegase a despertar,

sería absorbida

y eliminada por la masa.

 

Entre plantaciones y arboledas,

desde los recónditos apiarios,

como mucílago y linfa mal dirigidas,

nuestra moral es la heteronomía:

\"La abeja haragana\" es nuestra biblia,

toleramos al zángano, néctar del clímax,

y en vano danzamos para una reina

dictadora y promiscua,

títere del aceite humano,

responsable del colapso apiscida.

 

(Consciente él, ignorantes nosotras,

de que en este altibajo pecorear,

las abejas son como las personas:

canta en voz baja

si no quieres perder la cabeza,

porque la miel es nuestra amarga vida

y, la cera, el cirio de nuestra despedida\").