La calle, con rifles y con tambores,
Le da su duelo a todo el que lo quiere;
Pues quien a hierro mata, a hierro muere
Y la calle tiene hierros peores.
La calle no da tiempo para alardes,
Las balas y las ráfagas estallan,
Hay soldados que matan y batallan:
La calle no se hizo para cobardes.
No cruces por oscuros callejones
Ni por los edificios arrabales,
La calle está llena de criminales,
La calle está repleta de ladrones.
Si algún día aunque no quiera me muero
Que me encuentren en la acera roída,
Porque sabéis qué ha sido de esta vida:
La vida de un poeta callejero.