Carlos Hector Alvarez

Señor...

Señor…

Venga cansado de caminar mi mundo

Vencido por el peso del destino

Que veo castiga sin piedad e iracundo

Al pobre que no encuentra su camino

 

Señor…

¿No es posible aliviar de cargas tan pesadas

A aquel que vive aferrado a la mancera del arado

Con penas, sin esperanzas de cambiar la nada

Y que aún en la pobreza es hombre honrado?

 

Señor…

Cuando hablo del que aferra la mancera del arado

Estoy hablando del que crea las riquezas

Con el esfuerzo de sus manos hecha pedazos

Sin poder salir de su estado de pobreza

 

Señor…

¿No es posible ablandar el corazón del rico

Para que pague los salarios ajustados?

Seguro su bolso no será más chico

Y con el merme de su tesoro no habrá enfado.

 

Señor…

¿Y concientizar también al empresario

Para que entienda que al obrar con ambición

Está quitando el pan al indigente a diario

Y está transformando el esfuerzo en desazón?

 

Señor…

¿Es mucho pedir que quienes nos gobiernan

Sean más sensibles con los pobres

Y al establecer las leyes entiendan

Que hay que ayudarlos para que no zozobren?

 

Señor…

Te pido nos des un  corazón fecundo

Noble, generoso, misericordioso y austero

Para erradicar la maldad de  este mundo

Y el vivir sea de verdad placentero.