No llevaré lazos impuestos por los hombres y no voy a comparar unos lazos de soberbia, de intereses, de injusticia a sabiendas de que estaban advertidos y nos podían haber llevado al enfrentamiento, los que marcan la supremacía frente al hermano, al amigo o al ciudadano. Si llevaré en mi corazón la solidaridad a esta pandemia del siglo XXI, la cual padezco y en la que miles de personas en todo el mundo trabajan para poder curar y vivir mejor, mientras a esos de lazos amarillos, políticos y sus defensores sólo se han preocupado de recortar nuestra investigación y nuestra sanidad en pro de una utopía inalcanzable que bien lo saben.