Ella, que cantaba
era la luz a la sombra perdida
ella que de jilgueros se nutria
era el reflejo de la paz
cuando se llega a escuchar
un bello himno.
Ella, la que cantaba
era cada instante de un buen día
fuego incinerando las malas compañias
ecos rezongando el idioma
que el humano da
junto al tiempo.
Ella, que amaba
acariciaba lentamente
con las palabras.
Daba fuego, daba pasión
daba sentimientos inacabables
a la búsqueda perfecta
de la mejor melodía
aun no constituida.