Me he peinado al alba
con rayos de tu fuego...
Bajas sobre mi cuerpo
y derramas tus dulces almendras.
Cercas mis senos
pese a las súplicas,
advirtiendo al Sol tu acercamiento.
El espejo, breve, nos imita.
Amanece la luz naranja y firme
de tu viril belleza
y tu boca yace
a punto de ser mi noche...
Versas de obsidiana
moldeando el cristal
y sus coyunturas.
Beberás de mi cerviz
con el fulgor de tu ingravidez,
cuando me prolongue
hasta ungirme
en tus húmedos óleos
y dibujar en los secretos lienzos.
Rebelde inconexo
del que hago propiedad
por abandonarse...
Mío.
Abductor impaciente
del remolino
de mis placeres:
¡no ignores
el amor
que escribo
sobre tu pañuelo apasionado!
Heme aquí
con toda mi blancura;
que eres mi palabra,
que me perteneces.
Acaríciame la sangre.
Enloquece el silencio
para que huya extraviado...
Reconócete
en el murmurar ensordecedor
y el súbito pulso
que me invade
de tu cuerpo,
al mirarte así...
dentro de mi cuerpo.
Yamel Murillo
Confesionario II
Lunas de mayo©
D.R. 2017