Cuando pienses que todo ha sido dicho
y supones que todo estuvo hecho,
el destino mostrando su capricho,
se ensaña a cuchilladas en tu pecho.
Y todo lo brillante se hace oscuro,
el deseo se apaga y lo reemplaza
una cortina densa como un muro.
Del bienestar de ayer no queda traza.
La tristeza vestida de esperanza,
da una mueca a tus labios, finges dicha
finges serenidad, falsa bonanza.
¿ Recuerdas a Virgilio que decía
que no hay mayor dolor en la desdicha
que recordar las horas de alegría?