Abriendo tu vergel, Puerta de Elvira:
de arrayanes y cármenes floridos,
de rincones y aljibes sorprendidos,
y aroma de jazmines se respira.
La Alhambra cortejándote te mira
adornando rojizos sus vestidos,
la Zambra con su magia y sus sonidos;
¡y embriagada mi alma te suspira!
De blancas callejuelas y placetas,
de hermosos y expectantes miradores,
de tu embrujo, cantado por poetas,
y musa de románticos pintores,
paraíso de reyes y profetas.
¡Entrañable Albaicín de mis albores!