Habitaba en el silencio
antes de ser recibido,
y en mil trozos lo rompí,
con mi llanto incontenido.
Muchas veces lo he buscado
en la quietud y en la calma,
pero siempre hay un sonido,
banda sonora en mi alma.
El dulce eco de un beso,
el murmullo de una lágrima,
o la explosión de alegría
cuando regresas a casa.
La frescura de tu risa,
el recuerdo de un te quiero,
o las palabras no dichas
flotando en mi pensamiento.
Y cuando llegue el instante
de mi deseo cumplido,
será presente el futuro,
será el final del camino.
Y me envolverá el silencio,
me abandonará el sonido,
pero entonces no estaré,
ese día me habré ido.