Me olvidé de vivir…
de tantas caricias y besos,
sintiendo el corazón latir
presa de fervientes deseos.
Mi única meta a conseguir
como amante esposa y madre,
el desmedido afán de seguir
sin vencerme ni cansarme.
Me olvidé de vivir…
dedicando mis mejores momentos
a un sinfín de noches sin dormir
acunando esperanzas y sueños.
Sin pensar que el tiempo
no se detiene un momento,
afanada en cultivar el campo
que otros recogerían su fruto.
Me olvidé de vivir…
¡y ya es demasiado tarde!,
lucharé para sobrevivir,
“No hay más cera que la que arde”.
Mi compañero se fue al cielo,
los hijos un día alzaron el vuelo,
¿qué me queda de aquel anhelo
sino soledad y desconsuelo?
Me olvidé de vivir…
por amor a lo creado,
a mi manera de sentir
y mi ser ilusionado.
Fina