Emprenderé mi último viaje
y nadaré desnudo en la locura.
Nada hay que me detenga.
Si por pena me pides
recorrer tu cuerpo a oscuras,
ocuparé mi lengua de linterna.
Llegaré a la cima de tus senos,
y abanicarás tus pestañas
para que el calor de tu mirada
pueda acudir a mi encuentro.
Bajaré de tu monte en llamas
para saciar mi sed
en la taberna de tu ombligo.
Cuando creas que ya he bebido demasiado,
invítame a reposar entre tus piernas.
Prometo lo que puedo
lo que quiero y pretendo en ti.
Nada más te pido
y no pienses que exagero,
aunque pueda parecer un extranjero
haciendo desfiguros en una piel extraña,
sabes bien que no es así.
Resumiendo mi vida de viajero
te confieso que tu boca es el Oasis
que he buscado en todos los desiertos.