La tarde se envolvía cobriza y quieta
dejando atrás al sol enamorado
de su luz y transparencia,
pero cansado del fuego incandescente
de sus tantos descontroles.
Y Sorry, mi bóxer atigrada agonizaba
con sus tristes ojos aún más tristes
sabiendo que volvía a sus orillas
con la noche acerada acosando
sus miedos desacostumbrados.
El reposo nocturno me alejó del canil
apenada el alma en la certeza
del desenlace doliente y próximo.
Y con el nuevo amanecer, del mismo fuego,
encontré ya cerrados esos ojos tristes
y una quietud de muerte definitivamente mansa
al mismo pie de mi ventana.
De mi libro “De la espera a lo esperado”. 2011 ISBN 978-987-1415-41-0